Los héroes sociales
LOS
HÉROES SOCIALES
El
héroe social. Metáfora de quienes se han encaminado en busca de la libertad, no
importándoles lo complicado, espinoso, triste, gratificante, sublime de la
empresa. Libertad. La historia contemporánea no ha sido alentadora. Para
quienes vivieron el siglo XX, para quienes vivimos los albores del presente
siglo, una gran diversidad de acontecimientos sociales nos ha dejado en claro
nuestra capacidad destructiva, egoísta, sanguinaria: dos guerras mundiales,
enésima cantidad de conflictos bélicos por conseguir el poder, por defender la
patria; supremacía de gobiernos totalitarios, imperialismo, represión. Su
resultado: angustia, desesperanza, miedo, hedonismo, apatía. La sociedad necesita
héroes, héroes verdaderos. Necesitamos curar nuestra ceguera intelectual y
espiritual, acercarnos a la realidad en forma crítica, sin engaños, sin precio
previo, construir una realidad alterna, esperanzadora, libertaria. Intelectuales,
activistas sociales, artistas, profesores, periodistas, ciudadanos comprometidos,
realmente comprometidos con la libertad: Nuestros héroes sociales.
Los
portadores del poder político, del poder económico, del poder mediático, y de
ciertas prácticas culturales nos han impuesto de manera violenta, a veces,
seductora en otras, unos valores que se han dirigido hacia el consumismo, hacia
el libertinaje, hacia la opresión, hacia la exclusión, la marginación, el
olvido, la pobreza. Hasta ahora no hemos sido capaces de sobreponernos a ellos.
Existe un grupo de personas, siempre minoría, élite, que ha buscado de manera
constante dar a conocer a los ciudadanos los mecanismos por los cuales quienes
ostentan el poder nos han engañado, nos han burlado y nos han oprimido. El
trabajo intelectual, el enriquecimiento
espiritual, es decir el trabajo del sentipensante, es importante, necesario y
justo como alternativa y como arma de combate, pero no ha sido suficiente,
necesita dejar de ser élite y aterrizar e irrigarse en y para la población,
para el resto, para quienes han sido marginados.
Héroe
social es quien se preocupa de manera continua por transformar el conocimiento
en acciones concretas que inciten el despertar de los pueblos, para que el
estado de vigilia nos devuelva la lucidez necesaria y conseguir lo que se nos
ha negado históricamente: la libertad. Libertad, en el sentido platónico, es la
decisión de romper las cadenas de la opresión y adentrarse en el camino,
sinuoso al principio, de mejores condiciones materiales, sociales, políticas y
culturales de existencia.
Los
héroes sociales llevan como escudo el pensamiento crítico, la búsqueda
constante de la verdad, de la libertad. Libertad. Verdad. Utopías entrañables
que pueden convertirse en realidades
alcanzables. El trabajo intelectual no ha sido suficiente, ¿por qué? Carecemos
de lectores. Tristeza. Necesitamos volcarnos hacia la práctica social, poner
manos a la obra y que el esfuerzo intelectual se transforme en acciones
concretas en el escenario comunitario. La arena social en la cual podemos
aterrizar el trabajo intelectual es nuestro propio vecindario, la escuela, la
plaza pública. El héroe social necesita apropiarse de los microespacios que dispone, en los que desarrolla su vida diaria.
Buscar los senderos hacia la justicia y la equidad. Esperanza. Václav
Havel, dramaturgo y ex presidente checoslovaco, expresó alguna vez, atinadamente,
que la esperanza no es la convicción de
que las cosas saldrán bien, sino la certidumbre de que
algo tiene sentido, sin importar su resultado final.
El héroe social debe tener la certidumbre de que su trabajo tiene sentido, debe
contagiar esa certidumbre a la ciudadanía. No es sencillo, pero tampoco
imposible. El intelectual, el activista social, el artista, el profesor, el
periodista, los ciudadanos comprometidos, los héroes sociales no buscan un
resultado final, buscan resultados constantes.
Max Weber advertía la dificultad para ser al
mismo tiempo persona dedicada a la ciencia y a la política. Cuando se trabaja
para dos actividades que en el fondo sirven a dos propósitos distintos es
probable que se traicione los ideales de alguna de ellas. La ciencia, las
humanidades, el arte, deben procurar buscar la verdad, luchar contra las
desigualdades, alcanzar la justicia, denunciar el abandono de los marginados.
La política busca alcanzar la cúspide del poder económico, del poder despótico,
del prestigio social, de ocultar la verdad (ésta última es un secreto a voces).
Es complicado rebatir a Max Weber; sin embargo, la propuesta es que desde
nuestra arena social busquemos propiciar un cambio, definir nuevas fronteras
para la justicia, reinterpretar y comprender la diversidad humana, proponer
nuevas alternativas para vivir mejores condiciones de vida. Antonio Gramsci le
llamaba la filosofía de la praxis. Nosotros
le llamamos empoderamiento de los
microespacios, que es una alternativa de lucha social llevada a cabo desde
el sitio en que vivimos nuestra vida diaria. Cualquiera que sea el nombre con
que se le designe, en el fondo las ideas convergen: filosofía, lenguaje,
pensamiento y práctica conforman una unidad.
El
héroe social debe tener la certidumbre de que su trabajo tiene sentido, debe
contagiar esa certidumbre a la ciudadanía. Contagiar la certidumbre a la
ciudadanía es hacerles saber que la búsqueda de la libertad se consigue sólo
a través del esfuerzo colectivo. El héroe social es el iniciador, el primer
guía, los ciudadanos son la continuación y la confirmación del empoderamiento.
Busquemos juntos nuevas alternativas para la solución de conflictos, para la
emancipación de las estructuras sociales, políticas, económicas, culturales e
históricas que causan la dominación.
¿Por
qué les llamamos héroes? No es que se trate de personas místicas ni
sobrehumanas. Son personas como todas, con una visión clara sobre aquello que
causa las desigualdades y aquellos mecanismos por los cuales son justificadas.
Les llamamos héroes porque son pocos, porque son constantes en su lucha, porque
han soportado las humillaciones del sistema y como una forma de manifestarles
nuestro aprecio. Les llamamos héroes porque no queremos que se extingan.
Autor: Jesús
Eduardo Troncoso Macías.
E-mail:
sentipensare@gmail.com
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